La puerta se cierra a mi espalda al tiempo que oigo su voz firme… —No sigas andando. Quiero que te desvistas ¡Ya! Sus deseos son órdenes y pronto mi camisa, pantalones y calzoncillos están amontonados en el suelo a mis pies. Se acerca por detrás y me empuja por la espalda hasta ponerme de caraVer más ⟶